"TODA CLASE DE PIELES"
Había una vez un rey y una reina, que vivían en
un hermoso palacio. Tenían todo lo que siempre habían soñado tener y solo les
faltaba una cosa, tener un hijo que pudiese heredar todo ese hermoso reino.
Pasaron unos meses y por fin llegó la gran
noticia. ¡La reina Ana estaba embarazada!, en palacio organizaron una gran
fiesta para celebrarlo.
Después de nueve meses de espera, la preciosa
Julieta nació, pero su madre tuvo algunas complicaciones en el parto que la
hicieron enfermar gravemente.
La reina estuvo varios meses enferma y cuando
estaba a punto de morir, quiso despedirse de su querido esposo y le pidió
varias cosas, le dio una figurita de una muñeca de porcelana que pertenecía a
su madre y un colgante en forma de corazón que era de su bisabuela y su anillo
de casada.
Se lo entregó y le dijo que cuando su hija
cumpliese 18 años que se lo diese como muestra de su amor. Y que por favor
cuidase y protegiese a su hija durante toda su vida. Otra de las cosas que le
pidió era que ellos siempre habían deseado tener 3 hijos, y que como eso ya no
sucedería que buscase una mujer con la que tenerlos y que Julieta pudiese tener
hermanos.
Pasaron los años y el rey continuaba
entristecido por la pérdida de su esposa. Pero seguía fiel a su promesa, y
cuidaba y mimaba cada día a Julieta.
Los sábados el rey organizaban cenas con baile
en palacio para poder conocer una mujer con la que tener esos hijos. Pero él
estaba tan cegado por la belleza que tenía su esposa que no le gustaba ninguna
otra mujer.
Hasta que un día conoció a Fetizia, una mujer
con una gran belleza. Y el rey se enamoro ciegamente de ella. Decidieron que se
casarían en tres meses.
Así que llego el momento de contárselo a
Julieta, preparó los objetos que le dejó su mujer antes de morir y explicó todo
a Julieta. Le dijo que el deseo de su madre era tener tres hijos y que como eso
no pudo ser que le pidió que buscase a otra mujer, para que ella tuviese
hermanos.
Después le entregó los objetos que su madre le
dejó.
Julieta no supo que contestar en ese momento,
por un lado se alegraba de ver a su padre tan feliz pero por otro no quería
hermanos.
Al día siguiente Fetizia vino a comer y
estuvieron todo el día los tres juntos, pero a Julieta desde el primer momento
no le gustó nada, vio que era una mujer con malas intenciones y que se quería
aprovechar de su padre.
Los días pasaban un Julieta cada vez veía cosas peores de Fetizia, ella
intentaba hacérselo ver a su padre pero él estaba tan cegado que no lo veía.
Un mes antes de la boda Julieta ya no podía más y le dijo a su padre que
eligiese entre Fetizia o ella. El padre no daba crédito a lo que estaba
escuchando, y le dijo que todo esto era por el deseo que le pidió su madre, y
que no podía fallarle.
Julieta para ganar tiempo le dijo a su padre que si cumplía sus dos deseos
más grandes en su vida que aceptaría que se casase con Fetizia y que si no los
cumplía tendría que dejarla.
Ella estaba segura que sería imposible conseguirlo. Y el rey aceptó el
trato.
El primer deseo que le pidió Julieta que le regalase vestidos, uno tan dorado como el sol, otro tan brillante
como las estrellas y otro tan plateado como la luna. Y le dio 30 días para
conseguirlo. Pero cuando solo habían pasado 28, su padre apareció con los tres
vestidos. Julieta no podía creerlo.
No sabía ya que hacer solo le quedaba un deseo y tendría que ser algo
imposible. Así que le pidió un abrigo que estuviese hecho de toda clase de
pieles de animales que hay en el mundo.
Nuevamente el padre cumplió su deseo.
Julieta desesperada y viendo que había perdido la apuesta, se quedó toda la
noche despierta pensando qué hacer.
Ya no le quedaban más opciones y le había prometido que si ganaba lo
aceptaría pero era imposible para ella hacer eso.
Así que sin pensarlo dos veces cogió una maleta
y en ella metió su vestido, la figurita de porcelana y el colgante de su madre,
y se puso el abrigo de toda clase de pieles.
Y cuando estaban todos dormidos saltó por la
ventana y se adentró en el bosque donde corrió y corrió sin mirar atrás. No
tenía claro donde iba a ir pero tenía claro que tenía que huir muy lejos de
allí.
Pero ya estaba muy cansada, después de haber
estado toda la noche corriendo y decidió envolverse en su abrigo de toda clase
de pieles y tumbarse a descansar.
Justamente por allí pasaba la guardia del
Príncipe Hans y se encontraron en el suelo un montón de pieles que no sabían
muy bien que eran. Uno de los guardias decidió acercarse y vio que debajo de
todas esa pieles había una hermosa joven y tenía un aspecto extraño, así que
decidieron llevarla a palacio.
De repente cuando Julieta despertó estaba en un
precioso palacio. Ella tenía miedo que la reconocieran por eso se puso su
abrigo con la capucha que prácticamente le tapaba toda la cara, y decidió
buscar a alguien y preguntar qué hacía allí.
Y nada más bajar se encontró con el cocinero,
que al verla se quedó un poco sorprendido ya que solo se veía un montón de
pieles, ni siquiera pudo ver sus ojos.
El cocinero le explicó que la guardia del
príncipe Hans se la habían encontrado en el bosque y pensaron que estaba
muerta, por eso la llevaron a palacio.
Siempre que iba por el palacio llevaba el abrigo
puesto con la capucha, que le tapaba toda la cara, nadie sabía cómo era. Desde
entonces la empezaron a llamar “Toda clase de pieles”.
Julieta estuvo muy bien cuidada durante muchos
meses, como la encantaba cocinar estuvo ayudando en la cocina a Sebastián, el
cocinero. Pero ella siempre llevaba puesto su abrigo para que jamás pudiesen reconocerla.
Hans la cuidó y mimó como a una hermana, a pesar
de que jamás había podido ver su cara.
Pero un día Hans empezó a buscar una mujer para
casarse con ella, cosa que a Julieta no le gustó mucho porque se estaba
enamorando del príncipe.
Hans organizó tres bailes para ir conociendo a
chicas, y Julieta pensó que ir a esos bailes sería la oportunidad de tener
contacto con el príncipe.
Pero claro ella no quería que la reconociese.
Julieta pidió a Sebastián que la dejara ir a
verlo, ya que nunca había tenido el placer de hacerlo.
Él la dejó, pero con la condición de que llegara
pronto para hacerle un caldo al príncipe, que estaría muy cansado después de la
noche que le esperaba.
La princesa fue rápidamente a su habitación, se
quitó el abrigo y se puso el vestido tan dorado como el sol.
Consiguió bailar con él. Al príncipe le pareció
una mujer impresionante, pero no pudo saber quién era ella.
Un poco antes de que acabara el baile, Julieta
fue a su habitación, se puso el abrigo de todo tipo de pieles y bajó a la
cocina a prepararle el caldo a su ya amado.
Antes de entrar a la habitación echó en la sopa
el colgante en forma de corazón que ella siempre llevaba.
Mientras se la tomaba, el príncipe, vio que en el
fondo de su cuenco había algo metálico. Lo observó atentamente, cogió y lo
guardó en el bolsillo de su chaqueta.
Al día siguiente Julieta hizo lo mismo, pero esta
vez se puso el vestido tan plateado como la luna y bailó mucho más tiempo con
Hans.
Otra vez tenía que preparar la sopa al príncipe y
subírsela, así que antes de entrar le dejó en la bandeja la figurita de
porcelana de su madre.
El príncipe lo vio y también lo guardó.
Entonces llegó el tercer y último baile, el
decisivo. Al ser la última noche, Julieta, se puso el vestido tan brillante
como las estrellas y que bailaron toda la noche. Hans sin que se diese cuenta
mientras que bailaban le puso un anillo en la mano derecha. Las horas habían
pasado volando, ya era muy tarde, Julieta salió corriendo a cambiarse y
preparar el caldo.
Antes de entrar a la habitación dejó caer el
anillo de bodas de su madre. Cuando entró a dejar el caldo, Hans le
pidió que se quedase, que iba a tardar muy poco.
Cuando terminó de cenar, se acercó a Julieta y le dijo:
¿tú sabes qué es esto?, señalando el anillo, el colgante en forma de corazón y
la figurita de porcelana.
Ella dijo que no.
El príncipe se acercó, le cogió la mano y le dijo
mientras que bailaba contigo puse este anillo en tu mano, quería descubrir
quien era esta mujer tan bella de la que me he enamorado.
Julieta le contó toda la verdad a Hans, y él le
prometió que siempre la protegería.
Unos meses más tarde Hans y Julieta se casaron y
vivieron muy felices.
La historia está perfecta, pero no has incluido la argumentación de los cambios...
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